• Embarcaciones de más de 10 nacionalidades y 400 regatistas compitieron frente a las costas de Barcelona.
  • La regata se celebró del 10 al 12 de julio, con dos jornadas deportivas y una suspendida por causas meteorológicas.
  • Mariska, Yanira, Clarionet, Amorita, Le Temps Perdu y Stiletto ganadores de sus respectivas categorías.
  • La presencia de embarcaciones históricas como Manitou, o Hallowe’en volvió a convertir la regata en un evento cultural y deportivo único.

La gran regata barcelonesa de barcos Clásicos y de Época, la Puig Vela Clàssica, ha celebrado su decimoctava edición del 10 al 12 de julio, consolidándose como una de las grandes citas internacionales de la vela clásica en el Mediterráneo. Organizada por el Real Club Náutico de Barcelona, la regata ha contado con embarcaciones históricas procedentes de diversos países, más de 10 nacionalidades diferentes y cerca de 400 regatistas, reafirmando su prestigio y su poder de convocatoria.

Este año, la organización recuperó sus fechas habituales de julio, tras una extraordinaria edición anterior, la de 2024, cuando la Puig Vela Clàssica fue incluida en el programa especial Premier Regatta Series de la America’s Cup, celebrada en septiembre. Su excepcionalidad atrajo la participación de las clases 12 Metros, Cangreja Clase P y 15 Metros, que por primera vez en la historia se reunieron para competir en una misma regata.

Una regata con proyección internacional

La Puig Vela Clàssica se ha convertido en un auténtico viaje en el tiempo sobre las olas, donde tradición, elegancia y competitividad se dan la mano. Barcelona se convierte así en la única capital internacional que acoge una regata de estas características, con las leyendas del mar compitiendo en un espectáculo habitualmente reservado a enclaves tan exclusivos como Cannes, Saint-Tropez, Antigua o Newport.

Este prestigio no es casual: la Puig Vela Clàssica Barcelona forma parte del circuito Mediterranean Champions Cup, junto a algunas de las regatas más emblemáticas del Mediterráneo, como las francesas de Antibes, Cannes y Saint-Tropez; las italianas de Imperia y Argentario; la Monaco Classic Week; y las españolas de Palma y Mahón. Además, también puntúa para el Trofeo Clásicos Mare Nostrum – Copa de España de Vela Clásica, junto a las pruebas de L’Estartit, Palma, Pollença y Mahón. Todo ello consolida a Barcelona no solo como anfitriona de una regata única, sino como un referente internacional indiscutible en el mundo de la vela clásica.

Duelo de titanes, viento perfecto y emoción

El telón de la XVIII Puig Vela Clàssica se levantaba el 7 de julio en la presentación oficial realizada en el Ayuntamiento de Barcelona, presidida por el alcalde de Barcelona, Jaume Collboni; el presidente ejecutivo de Puig, Marc Puig, y el presidente del Real Club Náutico de Barcelona, Jordi Puig. En el plano deportivo, la competición comenzaba el jueves 10 en su escenario natural frente a las playas barcelonesas.

Como es habitual, el comité de regatas del RCN Barcelona, dirigido por Pere Sarquella, programó un abanico de 10 recorridos costeros, con distancias entre 12 y 19 millas, para adaptar el campo de regatas a la dirección y velocidad del viento. Las previsiones anunciaban vientos ligeros, temperaturas suaves y posibilidad de lluvia durante la última jornada, el 12 de julio. Sin embargo, una alerta de DANA emitida para esta jornada en la que a los posibles aguaceros se sumaba en el mar el riesgo de tormentas eléctricas y golpes de viento imprevisibles, hizo que la organización optara, con buen criterio, por suspender el programa deportivo de este día.

A pesar de ello, se celebraron dos jornadas de regatas con gran participación y nivel competitivo, gracias a unas condiciones excelentes de viento (entre 8 y 14 nudos), que permitieron completar recorridos exigentes frente al litoral barcelonés.

Amorita

Puntualmente, el 10 de julio, a las 13:00 h se dieron las tres salidas escalonadas para las categorías Clásicos y Modern Classic, Época y Big Boats, que este año reunió a cinco de estas majestuosas joyas de la navegación. Con un viento de levante (70º), que sopló inicialmente con una intensidad de 12-14 nudos y amainó ligeramente durante la jornada, el comité optó por el recorrido nº 4. Tras cinco tramos (ceñida, empopada, descuartelar, través y largo), la flota completó una distancia de 15,5 millas náuticas. La segunda jornada se disputó con viento del sur (170º) de 8-10 nudos, que apenas levantaba marejadilla. Esta vez, se optó por el recorrido nº 1, con dos largos tramos hacia Masnou y vuelta a Barcelona. Tras un tramo de desmarque inicial y otro largo final, se completaron 16,8 millas de distancia.

Mariska

Mariska, Amorita y Le Temps Perdu: los reyes del viento en sus categorías

La flota de Big Boats protagonizó un intenso duelo entre el alemán Mariska (William Fife III, 1908) de Dan Posjk y el irlandés Hallowe’en (William Fife III, 1926) de Inigo Strez, ofreciendo emociones y giros inesperados, que se saldó con una victoria para cada uno. Sin embargo, el Hallowe’en fue “cazado” cuando se adelantó unos metros en la segunda salida, siendo penalizado con 3 puntos, lo que lo que permitió al Mariska alzarse con la victoria general. El británico Star Sapphire of London (Laurent Giles, 1957) de Jakob Glatz logró la meritoria tercera plaza del podio, superando al Gael I (Abeking & Rasmussen, 1962) de Gael Sas y al Belle Adventure (William Fife, 1919) de Laid Joel.

Le Temps Perdu

El ganador de la flota Época Bermudian fue el Amorita (Nicholas S. Potter, 1937) de Claudio Meali, que se impuso tras ganar las dos pruebas disputadas. El también favorito Argyll (Olin Stephens, 1948) de Griff Rhys Jones se clasificó segundo, con un tercer y un segundo puesto. El tercer puesto final fue muy disputado entre el portugués Falcon, de De Barros, y el Manitou (Olin Stephens, 1937), patroneado por Hamish Easton, clasificados finalmente en ese orden. La quinta posición fue para el Almarán New York (Olin Stephens, 1936) de Manel López. Los época aparejados en Cangreja, vieron como el local Le Temps Perdu (Servain, 1964) de Nelson Hausmann se alzó con la victoria, por delante del mallorquín Scheherazade de Luis Sancho.

Yanira

Yanira arrasa, Clarionet repite y Stiletto gana con polémica

Rotunda fue la victoria del Yanira (Bjarne Aas, 1954) de Jan Heunink, que dominó sin paliativos a sus rivales en las dos pruebas de Clásicos 1. Por el contrario, la segunda posición fue muy disputada: empatando a cinco puntos sus dos perseguidores. El Nerissa (Arthur Cecil, 1965) de Leonardo García de Vicentiis logró desempatar gracias a su segundo puesto en la última prueba, relegando al Kahurangi (Arthur C. Robb, 1953) de Pepe de Miguel al tercer lugar. El Bakea (Laurent Giles, 1968) de Mónica Xufré fue cuarto, con ocho puntos.

En Clásicos 2 se dio una curiosa circunstancia: los cuatro primeros clasificados repitieron orden en ambas pruebas, lo que se reflejó en el cómputo final. El británico Clarionet (Holman & Pye, 1964) de Andrew Harvey subió al primer peldaño del podio, seguido por el Kanavel (Eugene Cornu, 1966) de Javier Mestre y el Sea Fever (Holman & Pye, 1971) de Enrique Curt, cuya experimentada tripulación, con una admirable media de edad cercana a los 80 años, demostró que la veteranía sigue siendo un grado también en la vela clásica. El Karmatán II (John Alden, 1960) de Ricard Bedmar, que se clasificaba en cuarta posición.

Stiletto

Los más actuales Modern Classic ofrecieron un desenlace incierto, cuando el británico Stiletto, de Scott Yates, fue penalizado con tres puntos por infringir el reglamento técnico tras ganar la primera prueba y el Malbec de Belén García Guillén, segundo en esa llegada, resultaba también penalizado con idénticos tres puntos por adelantarse al tiro de salida. En la segunda prueba ambos repitieron sus actuaciones, permitiendo al Stiletto ganar la primera plaza, pero no fue suficiente para que el local Melbac mantuviese la segunda posición en la clasificación general, que recayó finalmente en el alemán Legolas. Cuarto fue el Phidias de Jordi Puig y quinto el Roxanne de Jordi Gallés, ambos del RCN Barcelona.

Clarionet

 

BARCOS CON HISTORIA Y TRIPULACIONES QUE INSPIRAN

Star Saphire of London: El renacer de una joya del diseño náutico británico

Este 2025, la regata Puig Vela Clàssica da la bienvenida a un debut muy especial: el del Star Sapphire, que así se incorpora a otras embarcaciones legendarias que han marcado la historia de esta regata y de la navegación clásica desde el siglo XIX.

En una época marcada por la transición entre la tradición y la modernidad, el Star Sapphire emergió como un nuevo concepto de yate a motor. Diseñado en 1957 por el célebre arquitecto naval Jack Laurent Giles —uno de los nombres más influyentes del diseño náutico británico del siglo XX— y construido en los astilleros Beltrami de Génova, esta embarcación representó desde sus inicios una apuesta audaz y sofisticada. El encargo vino directamente de su futuro propietario, un miembro de la distinguida familia Molins, quien quedó tan impresionado por el resultado que, cuatro años más tarde, repitió colaboración con Giles para el diseño de otro icónico yate: Blue Leopard.

La historia del Star Sapphire es tan fascinante como las aguas que ha surcado. Seis años después de su botadura, la embarcación volvió a manos de su primer dueño en un estado deplorable, tras haber pasado por diversas manos. Durante más de tres décadas fue propiedad de un anciano italiano, hasta que finalmente se emprendió una restauración que devolviera su antigua gloria. Entre 2005 y 2006, el Star Sapphire fue objeto de una minuciosa restauración.

Hoy, su participación en la Puig Vela Clàssica, uno de los encuentros de vela clásica más importantes del Mediterráneo supone no solo un homenaje al diseño británico más refinado, sino también un ejemplo de compromiso con la conservación del patrimonio náutico.

14 tripulantes, 9 de ellas mujeres: el equipo de Mónica Xufré al mando del Bakea, rompe moldes.

“Me gusta que haya buen rollo a bordo por encima de todo, también en regata. Por eso hay muchas mujeres a bordo, muchas más que en otros barcos. Este año, en nuestra tripulación de 14 personas seremos 9 mujeres”.

Más que probablemente, Monica Xufré es la única persona que ha competido en todas las ediciones disputadas de la Puig Vela Clàssica, pero además es de las pocas mujeres que patronea su barco.

En 2008 compró el Bakea unos meses antes de la primera cita de esta regata, y nada mejor que navegarlo en una regata para irlo conociendo. Tan solo dejo de competir con él dos años, pero ella no faltó a la cita de “la Puig” enrolada en el Karmatan II y el Namibia.

“Los barcos de madera me gustan por su calidez y personalidad única, ya que se construyen artesanalmente, los vivo y disfruto como mi segundo hogar”, nos explica. El Bakea es un viejo conocido en los pantalanes del Real Club Náutico de Barcelona, donde en 1965 lo amarraron sus primeros propietarios, la familia Mercadal, y donde Mónica Xufré lo llevó de vuelta al adquirirlo. Construido en Astilleros Viudes tiene 16,77 metros de eslora por 4,04 de manga, está aparejado en ketch con bañera central y altos francobordos, resultando una más que generosa habitabilidad interior. “Puedo presumir de tener uno de los barcos que mantienen estrictamente su estado original. Todas las tablas del casco son las que utilizó Viudes para forrar el casco y su estado de conservación es impecable”.

Sobre la regata Puig Vela Clàssica comenta, “me gusta mucho, el nivel de barcos es muy interesante y su organización en el mar es destacable, aunque personalmente agradecería recorridos más cortos y sin tramos de ceñida cerrada. También me sirve como excusa para mantener el barco en buen estado, haciendo la obligada puesta a punto antes de vacaciones”. Porque Mónica y su familia exprimen su tiempo de ocio estival en el Bakea, pues no concibe navegar perdiendo el espíritu familiar incluso compitiendo, “me gusta que haya buen rollo a bordo por encima de todo, también en regata. Por eso hay muchas mujeres a bordo, muchas más que en otros barcos. Este año, en nuestra tripulación de 14 personas seremos 9 mujeres”.

GAEL I: elegancia clásica con alma mediterránea

Construido en 1962 por el prestigioso astillero alemán Abeking & Rasmussen, el velero Gael I es una joya atemporal de 23,16 metros de eslora que combina con armonía la elegancia de la construcción náutica tradicional con el confort de una embarcación de chárter moderna. Su diseño exterior y arquitectura naval llevan la firma del legendario Philip Rhodes, y sus líneas estilizadas y carácter noble siguen navegando hoy con todo el esplendor de sus mejores años.

Detrás de esta embarcación de ensueño se encuentra un propietario francés que ha sabido preservar y realzar su esencia con el paso del tiempo.

Con una manga de 5,18 metros y un calado de 2,9, el GAEL I desplaza 85 GT. Su casco y superestructura, fabricados íntegramente en madera, refuerzan ese carácter artesanal y cálido que lo define. Está propulsado por un motor Caterpillar y alcanza una velocidad máxima de 10 nudos, aunque no está pensado para la velocidad, sino para disfrutar del viaje, el mar y el viento.

En su interior, la madera es la gran protagonista: paneles nobles, acabados clásicos y un ambiente acogedor reciben a los invitados tanto en el salón principal como en sus tres camarotes. A la caña se encuentra el experimentado patrón Mick Creach, cuya dilatada trayectoria garantiza seguridad y profundo conocimiento de las costas mediterráneas.

Con un pasado ligado a propietarios ilustres y un presente que lo mantiene como uno de los veleros más bellos y carismáticos que siguen surcando los mares, Gael I ocupa el puesto 63 entre los mayores veleros jamás construidos por Abeking & Rasmussen. Hoy es una pieza viva del patrimonio náutico europeo. Su sola presencia en el agua es sinónimo de elegancia, tradición y excelencia.

MANITOU: La “Casa Blanca” flotante del presidente Kennedy regresa a las aguas de Barcelona

El Manitou, un histórico velero con una trayectoria impresionante, realiza un emocionante regreso a la regata Puig Vela Clàssica Barcelona. Encargado en 1936 y construido por el reconocido diseñador Olin Stephens en 1937, este yate destaca por su elegancia atemporal y su excepcional rendimiento en el agua. Conocido como la “Casa Blanca flotante” del presidente Kennedy, en su interior se conservan numerosos recuerdos de personalidades como Marilyn Monroe. El Manitou ha sido restaurado meticulosamente para la competición. Con su reluciente casco blanco, líneas finas y velas imponentes, este yate cautivará al público con su presencia y elegancia en cada ola. Su regreso marca un hito especial en la competición, reafirmando su estatus como una verdadera leyenda de la vela clásica y prometiendo un espectáculo inolvidable en la Regata Puig.