El nombre del barco, Kelpie, es el de un caballo sobrenatural que cambia de forma atormentando a los ríos y arroyos de Escocia, escogido como alegoría por el desencanto con las reglas de medición de eslora y la superficie vélica de la época. La queja principal era que los evaluadores eran menos estrictos con la estructura lineal de lo que a diseñadores y constructores les hubiera gustado, pero que los propietarios veían con buenos ojos. Por ello Mylne, libre de cualquier norma, diseñó una clase de 38 pies para un grupo de propietarios desencantados con los fabricantes de Estado.

Construido por JG Fay & Co of Southampton en 1903 (antes de convertirse en Camper & Nicholson) Kelpie fue diseñado por Alfred Mylne como clase Solent 38 pies para correr con los 42 pies “Linear Raters”. El hecho de que sobreviva hoy en día es un testimonio de cómo Mylne habría creado un yate sin restricciones por la regla. La historia cuenta que los propietarios que encargaron la nueva clase decidieron hacerlo con una cena en honor a la aprobación de la reina Victoria.

Con la introducción de la Regla Métrica en 1907, Kelpie fue clasificado como un 12 Metros, y compitió con los 12 M. hasta bien entrada la década de 1920.


En 1922 Kelpie fue utilizado por Erskine Childers para introducir armas en Irlanda para ser utilizadas contra el gobierno del Estado Libre Irlandés. Childers fue capturado y ejecutado, pero 600 carabinas a bordo de Kelpie fueron trasladadas a un barco de pesca en aguas de Howth que se escabulló sin ser detectados.

Kelpie ha sobrevivido a la Segunda Guerra Mundial con su quilla intacta, si bien muchos propietarios de yates se animaron a renunciar a sus quillas de plomo durante la guerra. Tras una serie de propietarios de la Costa Sur, volvió a Dartmouth Yard de Nash & Holden, donde se benefició de 15 años de la renovación, cuidado y mantenimiento a fondo para garantizar su supervivencia y actual estado. Kelpie es uno de los yates más impresionantes de su período de vela que navegan actualmente por las aguas del Reino Unido. Ofrece una vista impresionante a vela, es muy rápido, muy manejable en las manos adecuadas y nunca deja de impresionar a todos los que lo contemplan.